He tenido la oportunidad de cuidar de diversos animales, y este verano cuidé de trece galgos mayores, lo cual fue una experiencia profundamente gratificante. Mi amor por los animales me ha enseñado a ser paciente, atenta y a comprender sus necesidades únicas, especialmente cuando se trata de perros mayores que requieren cuidados especiales. Cuidar de ellos no solo implica atender sus necesidades físicas, sino también ofrecerles cariño, seguridad y confort en esta etapa de sus vidas. Cada uno de los galgos tenía su personalidad, y entenderla me permitió ser una cuidadora responsable y dedicada. Esta experiencia ha fortalecido mi empatía y mi compromiso con el bienestar animal, algo que valoro profundamente.