Experiencia en el cuidado de ancianos con diversas necesidades, incluyendo asistencia con actividades de la vida diaria, administración de medicamentos, movilidad y cuidado de la salud. Sensibilidad y empatía para comprender las necesidades emocionales y físicas de los ancianos, así como la capacidad para establecer conexiones significativas con ellos. Competencia en la observación y comunicación efectiva para detectar cambios en la salud o el bienestar del paciente y colaborar con profesionales de la salud para proporcionar la mejor atención posible. Habilidad para realizar tareas domésticas básicas y preparar comidas, adaptadas a las preferencias dietéticas y necesidades médicas del paciente. Flexibilidad y capacidad para adaptarse a las diferentes situaciones y desafíos que pueden surgir en el cuidado de ancianos, manteniendo siempre la calma y la compostura.